Son tus empleados quienes hablan por ti


Aceptando la premisa del gráfico, no parece posible satisfacer al cliente con empleados insatisfechos. La insatisfacción bloquea o, cuando menos, debilita el compromiso.
Las personas nos comprometemos más cuando somos conscientes del valor que aportamos. Por lo tanto, se hace necesario que las empresas sepan resaltar la importancia (la trascendencia, ¿por qué no?) de sus trabajadores dentro de ellas si quieren mantenerlos motivados, participativos, involucrados con sus objetivos y valores... y conservarlos. Dicho de un modo más expresivo, ¡la empresa tiene que “enamorar” a sus empleados!
Vale, pero ¿cómo? Pues haciéndoles ver que de verdad le importan, que cuenta con ellos para todo, que son partícipes de todo. Algo así:
1º)  Transmitir cada nuevo reto empresarial/profesional al colectivo de empleados: QUE LO CONOZCAN y LO ENTIENDAN
2º)  Localizar y propagar (“vender”, si se quiere) los argumentos, las excelencias, el porqué es bueno, necesario, idóneo... QUE SE LO CREAN
3º)  Recoger todas las aportaciones de los empleados y darles la posibilidad de desarrollo: QUE LO HAGAN SUYO, LO COMPARTAN
4º)  Lograr el compromiso espontáneo de los trabajadores, su adhesión por propia iniciativa: QUE LO VIVAN
5º)  Mantener viva la llama, con acciones de seguimiento y continuidad creativas, imaginativas, motivadoras: QUE NO DECAIGA
Y a lo largo de todo ese itinerario no olvidar que el empleado es un actor directo del día a día y que, como tal, tiene su propia visión y su propia versión. Lo que decimos puede venir o no corroborado por lo que hacemos y, así, a la larga, discurso y comportamiento, palabras y hechos, resultarán o no coherentes en la percepción del trabajador y serán, además, los elementos que forjen la representación que se haga de lo que en verdad es su empresa, lo que hace y cómo lo hace, la manera en que lo plasma en actitudes, estilos, comportamientos...
Para que la propuesta del gráfico inicial funcione, la plantilla tiene que sentir “su” compañía como eso, como algo propio, y para ello es imprescindible que tenga la percepción de que la empresa entiende y atiende sus necesidades, sus intereses y sus expectativas. La confianza y el compromiso de la empresa hacia sus trabajadores son los pilares fundamentales sobre los que asentar, a su vez y en reciprocidad, el compromiso y la identificación de éstos con aquélla, creando ese vínculo emocional que imbuye de sentido y orgullo de pertenencia a la Casa. Y eso, desde fuera, se percibe, se capta, crea y hace crecer la marca.

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